“Layla, ¿por qué demoras tanto en el baño?,
abre la puerta por favor, ¿aló?, ¿Layla? - Escuché la voz de mi hermana a lo
lejos hasta desvanecerme.-
-
Layla, despierta por favor, no me hagas esto,
por Dios, estas sangrando, ¡ayuda!- corrió a coger su celular.- ¡Aló!, necesito
una ambulancia urgente por favor, mi hermana esta sangrando, creo que esta
embarazada, vengan urgente, esta desmayada.
Sentí sirenas, y la mano de mi hermana
apretando la mía, desperté vagamente y nos encontrábamos con un paramédico
sobre una ambulancia y ella sentada
mirándome con el rostro lleno de lágrimas y volví a desvanecerme.
Creo que pasaron muchas horas, desperté
oyendo la conversación del doctor con mi hermana:
-
Señorita Paola, su hermana acaba de tener un
aborto espontáneo, generalmente eso ocurre por un cuadro post traumático o stress
más una mala alimentación, ahora
necesita mucho cuidado, le recetaremos hierro el cuál debe consumir un par de
meses, perdió muchísima sangre pero la operación de anoche salió impecable, la
dejamos limpia y sin coágulos.
-
Gracias doctor, conversaré con ella cuando
despierte, yo creo que no sabía de su embarazo.
-
Probablemente no, solo tenía un par de semanas, te
daré un documento por incapacidad y la receta del hierro, necesita descansar y
no trabajar al menos 15 días, ahora te dejo para que converses con ella.
-
Gracias nuevamente doctor.
Mi hermana se acercó y se recostó a mi lado
en la camilla y comenzó a sollozar, luego se incorporó y trato de contener su
llanto.
-
Layla, tengo algo que decirte. tu…tu…
-
Lo sé, me había sentido algo extraña estas
semanas pero no le tomé importancia, creí que era solo por la partida del
viajero, lo perdí a él y perdí a mi frutito.
-
No puedo creer todo lo que has pasado en tan poco tiempo, llamaré
a mamá para que venga a casa.
-
No, por favor, no quiero que sepa esto, necesito
que me prometas que será nuestro secreto, mi madre moriría de pena, jamás debe
saber que una parte de mí ha muerto.
-
Tienes razón, prometo guardar nuestro secreto,
solo espero que tú no mueras de pena.
Nos
abrazamos y lloramos, su compañía me consolaba tanto, su amor era puro y sincero,
como siempre lo fue, desde que era solo una bebe hermosa de grandes y curiosos ojos almendrados.